El estrés desde otra perspectiva
Hoy en día hablamos mucho del estrés y de su prevención y hay una gran consciencia de su implicación en la salud física y emocional, pero ¿qué nos causa tanto estrés?
El estrés en sí es un proceso adaptativo que se da de forma natural y en momentos puntuales, en los que percibimos una situación de alarma o peligro. La cuestión es que aquello que percibimos no está tan determinado por la realidad como por la cantidad de información mental y emocional que llevamos en nuestro interior y que se activa ante el estímulo externo.
“El verdadero origen del estrés es interno y no externo. La predisposición a reaccionar con miedo, por ejemplo, depende de la cantidad de miedo que ya esté presente en nosotros. Para una persona miedosa, el mundo es un lugar aterrador. Para la persona enfadada, el mundo es un caos de frustración” David Hawkins.
Podemos observar cómo para algunas personas son estresantes situaciones o relaciones que para otras son tolerables, neutras o incluso placenteras. Y a menudo ocurre también que las personas cambian de trabajo, de jefe, de pareja o de forma de vida, pero siguen estando estresadas.
La perspectiva de que el estrés se debe principalmente a causas internas nos permite tomar nuestro poder personal para aliviarlo y prevenirlo de forma más eficaz. Al observar y tomar la responsabilidad de que nuestras emociones y patrones mentales que nos hacen reaccionar desproporcionadamente y generan estrés, podemos también empezar a soltarlos y a transformarlos, encontrando el camino para vivir con más calma y confianza.
La exigencia, un estado interno que genera mucho estrés
Bien tome la forma de exigencia hacia uno mismo, hacia los demás, o de responder a las ajenas, nuestra propia carga de obligación y expectativas nos agota y consume una gran cantidad de recursos energéticos y emocionales. Para mantenernos en ella, entramos en una dinámica relacional donde hay mucho esfuerzo y control.
Podemos transformar este estado de consciencia empezando a observarnos con cariño en él, entendiendo que habrá algún motivo para actuar así y que ahora podemos buscar otros recursos y lugares internos para relacionarnos y hacer las cosas de forma que nos nutran más a nosotros y a los demás. Cuando vamos entregando poco a poco nuestras expectativas, las creencias de lo que deberíamos o deberían hacer los demás, el perfeccionismo, la necesidad de control o cualquier material emocional o mental que esté implicado para nosotros… podremos encontrarnos un día haciendo la misma actividad que antes, pero ahora por placer y no por obligación.
La energía del amor
Experimentar el camino de la exigencia al amor es una de las experiencias más sanadoras que podemos vivir. Cuando nos situamos para hacer las cosas desde nuestro corazón, tomando contacto con el amor como forma de energía, se desplaza la intención de lo que hacemos, de la obligación, el cumplir, el perfeccionismo, pasamos a un anhelo auténtico de ser y ofrecer lo mejor de nosotros mismos.
Desde este estado de consciencia, nuestra realidad se vuelve más fluída y percibimos desde otro ángulo nuestras circunstancias y prioridades. Somos más flexibles con nuestras expectativas y metas y nos abrimos a nuevos caminos en nuestra forma de desarrollarnos relacional y profesionalmente. Empezamos a entender profundamente que no necesitamos tanto esfuerzo y control para hacer las cosas “bien”. En este estado de consciencia se produce un alivio automático del estrés y practicar este contacto con el corazón y esta entrega sincera a la energía del amor nos traerá una sanación profunda.
Candela Poó y Rebeca Mateo
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Candela Poo
Hola, soy Candela.
Trabajo facilitando procesos profundos de transformación personal desde 2010.
Acompaño a personas de todo el mundo a crear en sus vidas aquello que anhelan: calma, amor, prosperidad, alegría...