Método Feldenkrais, el mindfulness en movimiento
© International Feldenkrais® Federation Archive, Robert Golden
Esta entrevista fue realizada por Jordi Romero-Lengua, del Equipo Meaning, un día tranquilo de primavera en el espacio de Esther Niego Palatchi.
“Poner más consciencia en cómo me muevo me ha cambiado la vida”
Esther Niego, educadora somática y profesora del Método Feldenkrais
Muchos de nosotros vivimos escindidos. Nos identificamos con nuestros pensamientos y emociones a las que encumbramos hasta convertirlas en nuestra identidad, mientras que separamos nuestro cuerpo como algo ajeno a nosotros mismos que sólo poseemos. Este proceso de falsa separación nos impide percibir las cosas tal como son: no tenemos un cuerpo, somos cuerpo. Poner consciencia en este hecho es un triple salto mortal que nos puede catapultar a un tipo de bienestar más auténtico e integral.
De hecho, el cuerpo es la puerta de entrada a nuestro ser más profundo, porque sentimos, nos emocionamos y pensamos a través de él. Algunos métodos y terapias ponen este hecho en el centro de su enfoque y proponen una práctica que pasa, simplemente, por ser a través del cuerpo, y poner consciencia de ello. El Método Feldenkrais es uno de estos métodos. Para hablar de sus orígenes, aplicaciones y mucho más, hemos charlado con Esther Niego Palatchi, educadora somática y maestra del Método Feldenkrais.
¿Qué es el método Feldenkrais?
Se trata de un método de conciencia corporal. Más bien de autoconciencia corporal centrado en el movimiento. Si conoces cómo te mueves y descubres qué movimientos son funcionales y orgánicos para ti, podrás escoger qué es lo que te va mejor en cada momento. Cambiarlo si no te gusta o potenciarlo si te interesa. Todo ello, simplemente, poniendo atención consciente a tu movimiento.
¿Una especie de mindfulness por lo que veo?
Así es. Sería como un mindfulness en movimiento.
¿Y cómo es una sesión en la práctica?
Puedes hacer sesiones en grupo, dirigidas, donde tú te mueves a partir de las indicaciones del profesor; o hacer una sesión individual en camilla, donde acompaña el movimiento el facilitador.
¿Cómo empezaste en el Feldenkrais?
Yo era muy de tenerlo todo en la cabeza, y darle vueltas. Me gusta mucho aprender y me puse a estudiar Gestalt y, durante muchos años, la Cábala. Y un día me di cuenta que si no integraba todo ese conocimiento en mi cuerpo no me serviría de nada todo lo que estaba aprendiendo. Por eso empecé a hacer Río Abierto y me conecté mucho. Pero conocí a una chica en un taller de constelaciones familiares y me habló del Feldenkrais. Empecé a investigar y terminé haciendo un taller en Florencia porque en Barcelona no encontré nada. Al final terminé formándome en Feldenkrais durante cuatro años. Y, como al resto de compañeros que hicieron la formación, me cambió la vida. Poner consciencia en nuestro cuerpo, nos cambió no sólo la parte física, nos cambió la manera de pensar. Es la educación somática.
Es curioso como un práctica corporal te puede cambiar la mente. A través del cuerpo modelamos la mente.
Te cambia la visión, te cambia la actitud tuya frente a la vida porque te cambia la manera de pensar.
¿Y cómo se produce ese cambio?
A través del Método aprendes nuevos patrones, nuevos movimientos que habitualmente no haces. Esto hace que, poco a poco, vayan apareciendo nuevas opciones -no habituales- en tu cabeza a la hora de hacer cualquier cosa. Feldenkrais te abre una puerta a otra realidad.
Esto está muy bien si eres capaz de integrarlo…
Todo el mundo lo integra. Tardarás más o tardarás menos. Porque cada uno tenemos un ritmo diferente, pero todos llegamos al mismo sitio si nos damos el tiempo necesario.
Es clave respetar el ritmo de cada uno, cosa poco extendida en el sistema educativo actual…
En mis clases yo no corrijo a los alumnos. Ni pueden ver cómo hago yo el movimiento. El trabajo consiste en que cada uno haga su movimiento y aprenda desde su movimiento, poniendo consciencia en su realidad. No hay un modelo exterior al que imitar. Y eso te da una gran tranquilidad. Saber que todo lo que hagas estará bien.
Seguro que las alumnas y alumnos están encantados.
Es una reeducación. Yo siempre les digo que vienen a aprender a aprender. El profesor sólo es un canal para ayudar a que el alumno aprenda por sí mismo. De hecho, Moshe Feldenkrais, el creador del Método, decía a sus alumnos que “él sería su último maestro porque después de él ya no necesitarían a nadie más porque serían sus propios maestros”.
¡Qué aproximación tan interesante!
Moshé Feldenkrais tenía una visión de la vida propia de la cultura judía: ir lento, no tener prisa, tener curiosidad, preguntar…¡Si tú no tienes curiosidad no aprenderás!
¿Y cómo creó el Método Moshé Feldenkrais?
Creó el método cuando ya tenía una edad avanzada. Tuvo una lesión de rodilla jugando al fútbol y fue al médico. Éste le sugirió que se operara, pero él se negó y, en cambio, se enzarzó en una búsqueda para hacer consciente el movimiento del cuerpo humano, el movimiento orgánico, el funcional. Moshé era un experto en artes marciales, cinturón negro en Jiu-Jitsu y Judo, lo que le sirvió para consolidar su método. A parte, era un investigador nato y gran curioso, y colaboró con científicos de primer nivel.
Tenía una gran ansia de conocimiento.
Como buen Tauro. De hecho, Feldenkrais es un método taurino. Mínimo movimiento, lento. Estético. Moshé siempre decía que con su método pretendía: hacer lo imposible, posible; lo posible, fácil; y lo fácil, elegante. Esta frase resume muy bien la mentalidad de un tauro.
¿Por qué Feldenkrais le da tanta importancia al movimiento?
Porque el lenguaje del sistema nervioso es el movimiento. Un movimiento hecho con calidad es más fácil de integrar por parte del sistema nervioso. En nuestra cultura estamos acostumbrados a conseguir las cosas con esfuerzo, con dolor, a hacer movimientos grandes y esforzados que muchas veces nos llevan al dolor. Y el sistema nervioso, curiosamente, se bloquea con el dolor, y no integra ningún aprendizaje. Mejor un movimiento pequeño, de calidad, que uno grande con gran esfuerzo. Eso es Feldenkrais.
Hacer sin esfuerzo. Muy fácil de decir y ¡qué difícil de conseguir!
Porque vivimos en la cultura del esfuerzo y el dolor. Si me viene un cliente con dolor en el hombro derecho, no le hago mover ese hombro. Le hago mover el izquierdo y la información ya le pasa al derecho, dónde tiene el dolor. La persona tiene que poner consciencia sobre eso. Si haces un movimiento y sientes dolor, debes hacerlo más pequeño. Si te sigue doliendo, más pequeño. Y si aún te duele de esta manera, no lo muevas y visualízalo. De hecho, últimamente se ha descubierto que visualizar un movimiento, para el cerebro, es prácticamente lo mismo que realizarlo.
Feldenkrais es un método físico y, tal como has dicho, mental. ¿Qué hay de lo emocional?
En la formación de Feldenkrais nos decían que lo emocional se deja aparte. La aproximación es física y lo emocional viene como consecuencia. Ahora bien, yo me formé dos años en Milán y dos años en Barcelona, y en ninguna de las dos formaciones nos dieron apoyo psicológico. Y lo eché de menos, porque con este aprendizaje se mueven cosas potentes.
Y ahora, en tus clases, ¿cómo gestionas lo emocional?
Les doy espacio para que integren lo que se les mueve. A veces me dicen que sienten náuseas, que no son más que una removida emocional, que muchas veces no consiguen detectar.
La gente que se apunta a Método Feldenkrais, ¿qué va buscando, qué le motiva?
Sanar el dolor. La mayoría viene cuando ya están demasiado doloridos. Yo siempre digo que la gente debería practicarlo antes, como herramienta de prevención. El potencial es muy grande. Por eso tengo clientes tan variados: profesoras de yoga, instructores de pilates, fisioterapeutas, gente con fibromialgia, con cáncer, personas que quieren cuidarse…
El Método Feldenkrais motiva a todo el mundo
¡A quién no motiva la mentalidad Feldenkrais! Hacerlo sin esfuerzo, a tu propio ritmo, sin que nadie te corrija. En Feldenkrais no hay corrección. En mis talleres, doy las instrucciones del movimiento y cada uno lo hace a su manera. Yo sigo dando las instrucciones y, al final, el movimiento de todos los alumnos se sincroniza, siguiendo una especie de inteligencia colectiva.
Una persona que tiene dolor, ¿por qué escoge Feldenkrais y no otra disciplina?
Porque han pasado por muchas cosas que no les han funcionado. A través del boca-oreja llegan al Feldenkrais, recomendados por gente que les ha ido bien. En la mayoría de casos, la gente acaba contenta.
¿Qué le dirías a una persona que quiere empezar a hacer Método Feldenkrais para convencerlo?
Si quieres sentirte mejor, tener más vitalidad, más bienestar, si quieres saber qué quieres, apúntate a Feldenkrais. Si tu intuyes que es lo quieres en la vida, Feldenkrais te lo mostrará, porque te cambiará la manera de pensar, ya que es una educación somática. Unión de mente y cuerpo.
Un placer. Yo ya tengo ganas de hacer una sesión…

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Esther Niego Palatchi
Educadora somática, maestra certificada del Método Feldenkrais® por la International Feldenkrais Federation, formada en Milán y reconocida por The European Training Accreditation Board.
Imparto cursos, clases y talleres en España e Israel, a empresas, profes...